Era una costumbre practicada en las niñas o mujeres de China durante
unos mil años, a partir del siglo 10 y termina en los principios del siglo 20.
Consistía en vendar el pie fuertemente para no dejarlo crecer, pensando así que
su belleza aumentaba con unos pies muy pequeños.
Comenzó durante la dinastía Tang
(siglos VI al IX) y, pese al gran dolor que producía en las mujeres, se llevó a
cabo durante siglos en todo el país, especialmente entre las clases altas y
ricas de las regiones del norte.
Para crearle a una mujer sus “pies de loto” se empezaba por
vendarle firmemente los pies a los cuatro años de edad, doblándole hacia
adentro los ochos dedos menores de ambos pies en forma de cuña y obligándola a
caminar de esta forma tan antinatural. Se continuaba cambiando el vendaje cada
cierto tiempo, hasta que los huesos se quebraban y los pies dejaban de crecer.
Poco importaba el trauma si al final se conseguía la “hermosura.”
Los pies extremadamente pequeños
eran considerados bellos, según la estética china de aquella época. La práctica
hacía que en muchos casos las mujeres tuvieran graves problemas para caminar, o
que incluso quedaran inválidas. A medida que las niñas llegaban a la edad
adulta, sus pies que permanecían pequeños, eran propensos a infecciones,
parálisis y atrofia muscular. A principios del siglo XX la práctica empezó a
disminuir, especialmente con la caída del régimen tradicionalista Chino, por lo
que las pocas mujeres que viven aún hoy con los pies vendados son casi
centenarias, (como la anciana de las imágenes), debido a la enorme dificultad
de comunicación entre las grandes zonas rurales se piensa que todavía no está
completamente extinguida la milenaria “pies de loto“.
No hay comentarios:
Publicar un comentario